martes, 26 de abril de 2011

LO QUE DICEN DE NOSOTROS.

ARTICULO PUBLICADO EN EL CORREO DE ANDALUCIA EL PASADO MARTES 19/04/11

El Rocío vivió ayer una multitudinaria salida como si Sevilla quisiera refrendar su arrojo ante el tiempo

Probablemente no exista cofradía en Sevilla que responda con idéntico orgullo a tantas acepciones como penden sobre la hermandad de la Iglesia de Santiago Apóstol. La Redención para el público más musical (así se denomina la banda musical que acompaña desde hace 30 años al misterio), El Rocío para los más devotos de la Virgen y El beso de Judas para el 99,9% de los fieles cofrades.

Ayer a mediodía, lo de menos era el nombre; lo de más, que la cofradía recogía el testigo de Santa Genoveva y pese a que, en lo más alto la claridad era turbia, emborronada, la cruz de guía iba a posarse puntualmente en el dintel que separa el templo de la Plaza Jesús de la Redención. Y Sevilla que, cuando el cielo amenaza agua, parece querer retarlo echando más gente a la calle, abarrotó Santiago como nunca se vio otro Lunes Santo. La salida ni mentarla. Había gente guardando su sitio desde dos horas antes de la hora señalada, según contaban con orgullo quienes defendían su primera fila con paciencia y una pizca de mal humor.

Con los sones de Penas de San Roque, la Agrupación Musical Paz y Caridad de Estepa comenzó su recorrido hacia Juan de Mesa. Las numerosas casas encaladas que jalonan Santiago, el adoquinado grueso y el numeroso público mayor que disfruta en sus balcones ofrecen la fantasía de encontrarnos en cualquier pueblo de la campiña o, como mínimo, en un barrio. Así de familiar y estancada en el tiempo es la collación por la que comenzó a discurrir el misterio que tallara Lastrucci, Nuestro Padre Jesús de la Redención en el Beso de Judas, al que la compañía de un olivo natural ofrece una singular imagen que sorprende por completo a los turistas que todavía no han contemplado Los Panaderos y Monte-Sión.

Con el vaivén del arbusto y con el estreno de la marcha Dame tu perdón el misterio solventó una chicotá que casi lo planta ante Santa Catalina. A buen paso, apenas 40 minutos después y con un reguero incontable de estampitas repartidas (amén de una novedad: broches con la reproducción del nazareno de la Redención) entre el misterio y el palio, la Virgen del Rocío, auténtica protagonista de la jornada, se asomó a la plaza que más la quiere.

En ninguno de los hermanos de la cofradía, ni muchos menos entre la Junta de Gobierno, estaba la idea de dejarla en su templo justo cuando se cumplían 50 años de su primera salida bajo palio, allá en 1961. Para celebrar la efeméride unas grandes colgaduras verdes engalanaban la iglesia. Desde el silencio emergió la misma, idéntica saeta que le dio la bienvenida hace medio siglo y la petalada que bañó el palio y buena parte de la candelería no fue el doble que la del año anterior, sino el triple o quizás el cuádruple de ingente y multicolor. Luego, sin sorpresas, la Banda de las Nieves de Olivares puso la guinda de la emoción y dio el último empujoncito a las lágrimas entre los más devotos de la hermandad con la marcha, el himno más bien, Rocío de tu divina gracia.

Ahí se despedía hacia la Catedral. La segunda del día. Radiante y retadora.

1 comentario:

ALFREDO 1ª dijo...

CON UNA SONRISA QUE NO SE PUEDE BORRAR.

1BESO.