miércoles, 30 de marzo de 2011

DE JAIRO.

A MI GENTE DE LA REDENCIÓN.

Tres años me quedaban, tres años de mi objetivo particular con el Señor de la redención, tres años para cumplir el sueño de pasar 20 años bajo sus pies, esa eran mis cuentas. La decisión vino formándose, al adquirir el compromiso personal de compartir mis momentos vividos con algún afortunado de los que año tras año, ve caer sus ilusiones el día de la “igualá”, y es que, evidentemente, esto no es lo que era. Como ya sabréis todos, me quedé en el 17, por eso digo tres años.

La cuestión era ponerse un límite, por que de aquí cuesta marcharse y con el fulgor de los tiempos que corren en las hermandades (a Dios gracias), a mi juicio no era lo mas correcto quedarse tantos años impidiendo que alguna generación pudiera obtener la oportunidad de ser costalero, a fin de cuentas se trata de una hermandad. En ningún momento, estos motivos estaban relacionados con carencias físicas, falta de ilusión o malestar con mis compañeros. El lunes, cuando Paco Reguera habló conmigo, no pude menos que agradecerle tanto cuanto ha puesto a mi alcance. En la sala, había un equipo humano que hace ya, media vida que los conozco y casi todos me tienen, cuanto menos, afecto.

La causa de mi baja ha sido, precisamente, esa carencia física de la que antes hablaba, y la intención de los capataces, impedir que me señalaran con habladurías “mis compañeros”. En 2009 tuve una lesión de rodilla jugando al fútbol, después de nuestra semana grande, aproveché para someterme a una operación de ligamentos con el propósito de encontrarme totalmente recuperado en la siguiente cuaresma, tras la preceptiva rehabilitación, el doctor dio vía libre para cualquier actividad, excepto para el fútbol (no obstante, Jiménez ya no contaba conmigo), son dos horas diarias de entrenamiento las que me hacen sentirme seguro y fuerte como un roble para poder actuar con oficio y no engañar a mi gente, aún así, ninguno de nosotros está exento de posibles lesiones.

Os pongo en antecedentes para que, con esta autocrítica, tengamos ahora nuestro momento de reflexión; ningún compañero “nunca”, me ha comentado que fuera trabajando en mala postura, que fuera incomodo a mi lado, o, sencillamente, que no sabía; pues bien, efectivamente, no sabía, y gracias a personas como Antonio Piedra, entre otros muchos, que me acogieron cuando solo era un niño, fui aprendiendo lo poco que ahora se, y lo mas importante, los valores que ya nadie podrá quitarme, el llegar a los sitios con humildad, el respeto y el compañerismo, el arropar al que se incorpora y mas aún si no conoce a nadie y valorar la persona mas que el “doctorado del costal” que traiga bajo el brazo, por que todos fuimos nadie en un momento. Con el propósito de que mi voz se escuche una sola vez, os diré que solo me avala mi corazón y sentir, mis 17 años de compromiso, todos mis ensayos sin una sola ausencia y la ilusión del primer día, por lo demás, mi curriculum cofrade no vale nada.

Somos una cuadrilla de hermanos costaleros, no pretorianos, derecho romano por el cual Pilatos se lavó las manos, nuestro ejemplo reside en la humildad y el amor del Señor de la túnica blanca, nunca en el falso y traidor Judas. En estos años no he conseguido bajo las trabajaderas que me saliera la voz del cuerpo, entregando cuanto ha permitido mi alma, nunca he pretendido jugar en champions (aunque un dulce a nadie amarga), he sido muy feliz en segunda B, no quiero darle la razón a aquellos que me dijeron que mi mayor fallo era haberme puesto la rodillera delante de mi gente en lugar de escondido en un coche como hacen otros quizá mas inteligentes, y en un acto de sinceridad tengo que decir que a nadie le gusta ensayar en un acoso de gente reptando para buscar errores, cámaras fotográficas y catedráticos rumoreando, después de un año esperando para disfrutar. ¿No es hora de pensar a que jugamos?.


Bajo promesa de no volver a incurrir con tabarras de este calibre, no quiero despedirme sin agradecer eternamente la oportunidad ofrecida a Francisco Reguera y a todos los que habéis convivido conmigo estos años, sin duda los mas felices.

Mención especial para ellos, que saben quienes son.

Os quiere. Jairo Franco.

5 comentarios:

Paco Reguera dijo...

Como te dije el dia de la reunion el equipo y yo sabiamos que estabamos hablando con una persona con un corazon enorme que nunca volvio la cara a nada y siempre la diste cuando se llamo a tu puerta, si Jairo siempre fuiste un Pretoriano del Señor aunque tu no te dieses cuenta porque los pretorianos no solo son costaleros ademas son servidores de nuestro Redentor y tu has sabido estar a esa altura. Ahora queda saber disfrutar y ronear y comentarle a toda Sevilla que tu fuiste componente de esa familia que seguiremos siendo todos. Un Abrazo

Anónimo dijo...

Elegante siempre Jairo.

Un enorme abrazo.

P. R. Jr.

FERNANDO MARCELO dijo...

DE FERNANDO MARCELO: Jairo los buenos costaleros tienen que saber tener poderío bajo el paso y a la hora de irse y en eso tu has sido Catedrático, esa postura te honra y demuestra la gran persona que eres. Para mi ha sido un orgullo tenerte de compañero tu y yo aunque ya no estemos debajo del señor, siempre seremos COSTALEROS DE LA REDENCION. Un abrazo compañero

ALFREDO 1ª dijo...

No puedo más que sentirme orgulloso porque esta forma de sentir sólo puede ser la de un SEÑOR, un COMPAÑERO con el que he podido trabajar menos años de los que hubiera deseado, no en vano muchos fueron los que estuve esperando mi momento. Dios quiera que pueda alcanzar al menos tu mitad.
GRACIAS
1BESO.

Anónimo dijo...

Palquillo.
¿Has dicho algo?..., Con elegancia y siempre de frente Jairo, así se hacen las cosas bien hechas, lástima que todo el mundo no lea esto y aprenda la lección.
Un fuerte abrazo y como bien te han dicho, siempre serás Costalero de la Redención, ese orgullo es de los que por allí abajo hemos pasado.